Alguna vez soñé con Nueva York, como con Tokio o Berlín, y ese sueño se realizó en tres oportunidades con la gran manzana, The Big Apple, “King of the Hill” diría Frank. Y como todo sueño estos distan de la realidad, y sino distan, los sueños mezclan las imágenes las condensan o las disgregan. Si hablo de este sueño realizado diría que es lo contrario, coincide en numerosas imágenes y vivencias porque New York te sorprende y llena visualmente desde el minuto cero. Te cerca, te apabulla, te corre, nunca te espera. Hace que haya que moverse porque te invita a recorrerla, siempre a pie, cansándose y llenándote la vista cuadra tras cuadra, avenida tras avenida, rascacielos tras rascacielos.

Fue en el año 1993 cuando la conocí por primera vez y luego regresaría en dos oportunidades más durante ese mismo año. Aquella era una Nueva York que estaba en proceso de cambio, de modernización como se dice habitualmente. Acorde con el turismo que crecía año tras año. Venia de un oscurantismo político, social y violento que alejaba a cualquiera que quisiera poner a esta ciudad como el destino de unas vacaciones placenteras.

Veinticinco años después en el 2018, mis afectos me acompañan a que regrese a la ciudad icono de Estados Unidos, incluso alguna vez llamada la capital del mundo. Esta vez regrese en plan sacar fotos de sus calles caminándolas durante todo el día, buscando y a veces solo dejándome llevar ante cada situación, personajes, movimientos, miradas y lugares. Así es que con mi Nikon D90 fui tomando aquel espíritu neoyorquino que fluye en el día a día, que nunca descansa, que sorprende, que te mira. Espero que las fotos les gusten, las disfruten, las lleven a entender y vivir el New York del nuevo milenio, y aquellas fuera de foco igualmente no las descarten, siempre vuelvan a mirarlas porque siempre tienen algo escondido, como en los sueños.Veinticinco años después en el 2018, mis afectos me acompañan a que regrese a la ciudad icono de Estados Unidos, incluso alguna vez llamada la capital del mundo. Esta vez regrese en plan sacar fotos de sus calles caminándolas durante todo el día, buscando y a veces solo dejándome llevar ante cada situación, personajes, movimientos, miradas y lugares. Así es que con mi Nikon D90 fui tomando aquel espíritu neoyorquino que fluye en el día a día, que nunca descansa, que sorprende, que te mira. Espero que las fotos les gusten, las disfruten, las lleven a entender y vivir el New York del nuevo milenio, y aquellas fuera de foco igualmente no las descarten, siempre vuelvan a mirarlas porque siempre tienen algo escondido, como en los sueños.

 

***

 

I once dreamed of New York, like Tokyo or Berlin, and that dream came true three times with the Big Apple, The Big Apple, "King of the Hill" as Frank would say. And like all dreams, they are far from reality, and if they are not far from reality, dreams mix images, condense them or disintegrate them. If I talk about this realized dream I would say that it is the opposite, it coincides in numerous images and experiences because New York surprises you and fills you visually from minute zero. It approaches you, it overwhelms you, it rushes you, it never waits for you. It makes you move because it invites you to walk through it, always on foot, getting tired and filling your eyes block after block, avenue after avenue, skyscraper after skyscraper.

It was in 1993 when I met her for the first time and then I would return two more times during that same year. That was a New York that was in the process of change, of modernization as it is usually said. According to the tourism that was growing year after year. It came from a political, social and violent obscurantism that kept away anyone who wanted to put this city as a destination for a pleasant vacation.

Twenty-five years later in 2018, my affections accompany me to return to America's iconic city, once even called the capital of the world. This time I came back in plan to take pictures of its streets walking them all day long, looking and sometimes just letting myself go in front of every situation, characters, movements, looks and places. So with my Nikon D90 I was taking that New York spirit that flows in the day to day, that never rests, that surprises, that looks at you. I hope you like the photos, enjoy them, that they lead you to understand and live the New York of the new millennium, and those out of focus, don't discard them, always come back to look at them because they always have something hidden, as in dreams.

 

Autor:

GUILLERMO A. VALERI

Guillermo Andrés Valeri, nació un 3 de Abril de 1976 en General Roca, Rio Negro, Patagonia Argentina, Licenciado en Psicopedagogía y Profesor en Psicología, padre, marido y amigo, fotógrafo ocasional por placer. Platense por adopción. Hincha de Boca, y del Lobo por amistad.

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Alguna vez soñé con Nueva York, como con Tokio o Berlín, y ese sueño se realizó en tres oportunidades con la gran manzana, The Big Apple, “King of the Hill” diría Frank. Y como todo sueño estos distan de la realidad, y sino distan, los sueños mezclan las imágenes las condensan o las disgregan. Si hablo de este sueño realizado diría que es lo contrario, coincide en numerosas imágenes y vivencias porque New York te sorprende y llena visualmente desde el minuto cero. Te cerca, te apabulla, te corre, nunca te espera. Hace que haya que moverse porque te invita a recorrerla, siempre a pie, cansándose y llenándote la vista cuadra tras cuadra, avenida tras avenida, rascacielos tras rascacielos.

Fue en el año 1993 cuando la conocí por primera vez y luego regresaría en dos oportunidades más durante ese mismo año. Aquella era una Nueva York que estaba en proceso de cambio, de modernización como se dice habitualmente. Acorde con el turismo que crecía año tras año. Venia de un oscurantismo político, social y violento que alejaba a cualquiera que quisiera poner a esta ciudad como el destino de unas vacaciones placenteras.

Veinticinco años después en el 2018, mis afectos me acompañan a que regrese a la ciudad icono de Estados Unidos, incluso alguna vez llamada la capital del mundo. Esta vez regrese en plan sacar fotos de sus calles caminándolas durante todo el día, buscando y a veces solo dejándome llevar ante cada situación, personajes, movimientos, miradas y lugares. Así es que con mi Nikon D90 fui tomando aquel espíritu neoyorquino que fluye en el día a día, que nunca descansa, que sorprende, que te mira. Espero que las fotos les gusten, las disfruten, las lleven a entender y vivir el New York del nuevo milenio, y aquellas fuera de foco igualmente no las descarten, siempre vuelvan a mirarlas porque siempre tienen algo escondido, como en los sueños.Veinticinco años después en el 2018, mis afectos me acompañan a que regrese a la ciudad icono de Estados Unidos, incluso alguna vez llamada la capital del mundo. Esta vez regrese en plan sacar fotos de sus calles caminándolas durante todo el día, buscando y a veces solo dejándome llevar ante cada situación, personajes, movimientos, miradas y lugares. Así es que con mi Nikon D90 fui tomando aquel espíritu neoyorquino que fluye en el día a día, que nunca descansa, que sorprende, que te mira. Espero que las fotos les gusten, las disfruten, las lleven a entender y vivir el New York del nuevo milenio, y aquellas fuera de foco igualmente no las descarten, siempre vuelvan a mirarlas porque siempre tienen algo escondido, como en los sueños.

 

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I once dreamed of New York, like Tokyo or Berlin, and that dream came true three times with the Big Apple, The Big Apple, "King of the Hill" as Frank would say. And like all dreams, they are far from reality, and if they are not far from reality, dreams mix images, condense them or disintegrate them. If I talk about this realized dream I would say that it is the opposite, it coincides in numerous images and experiences because New York surprises you and fills you visually from minute zero. It approaches you, it overwhelms you, it rushes you, it never waits for you. It makes you move because it invites you to walk through it, always on foot, getting tired and filling your eyes block after block, avenue after avenue, skyscraper after skyscraper.

It was in 1993 when I met her for the first time and then I would return two more times during that same year. That was a New York that was in the process of change, of modernization as it is usually said. According to the tourism that was growing year after year. It came from a political, social and violent obscurantism that kept away anyone who wanted to put this city as a destination for a pleasant vacation.

Twenty-five years later in 2018, my affections accompany me to return to America's iconic city, once even called the capital of the world. This time I came back in plan to take pictures of its streets walking them all day long, looking and sometimes just letting myself go in front of every situation, characters, movements, looks and places. So with my Nikon D90 I was taking that New York spirit that flows in the day to day, that never rests, that surprises, that looks at you. I hope you like the photos, enjoy them, that they lead you to understand and live the New York of the new millennium, and those out of focus, don't discard them, always come back to look at them because they always have something hidden, as in dreams.

 

Autor:

GUILLERMO A. VALERI

Guillermo Andrés Valeri, nació un 3 de Abril de 1976 en General Roca, Rio Negro, Patagonia Argentina, Licenciado en Psicopedagogía y Profesor en Psicología, padre, marido y amigo, fotógrafo ocasional por placer. Platense por adopción. Hincha de Boca, y del Lobo por amistad.