Noemí y Pedro
En un pueblo de la provincia de Buenos Aires, al que los árboles de plátano dieron su nombre, Noemí y Pedro se enamoraron. En ese entonces, el amor era para siempre, los amigos no se traicionaban y la familia era lo más importante. Sin embargo, eran tiempos de cambio: el progreso traía promesas de un futuro mejor mediante la instalación de fábricas y nuevos poblados, los trabajadores adquirían derechos y las mujeres, el voto femenino. Tal vez haya sido por eso que Noemí se negó a seguir los mandatos familiares y Pedro construyó sus sueños, a pesar de los obstáculos que la vida le imponía.
La autora intenta dejar plasmados sus propios recuerdos y los de sus familiares, quienes vivieron en Plátanos. El arroyo, el río de Hudson, la Humanitaria, Maltería, La Miranda y Sniafa son referentes que ya forman parte de la memoria colectiva de un pueblo que se destaca por su belleza y su tranquilidad, desde principios del siglo XX hasta la actualidad.
